Carta de la Fundadora

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Queridos papás, mamás y niños

Con mucha alegría en el corazón nuestro querido Principito vuelve a abrir las puertas a nuestros Huevitos, Cuncunas, Capullos y Mariposas.

Todo tiene un tiempo y nuestro querido Jardín, al igual que la primavera, vuelve a florecer lleno de color y luz para caminar junto a tantas familias que nos han escogido para acompañarlos en la maravillosa y desafiante tarea de educar.

Tuvimos que retirarnos con mucha pena y ahora RENACEMOS. El Principito retorna con algunas de sus colaboradoras de siempre, continuando con su misión de educar a través del arte, y con nuevas profesionales de excelencia que destacan por su vocación y amor a los niños.

La dirección será asumida por Lilian Dagach, parvularia que trabajó por mucho tiempo en el Principito y que lleva Educación por el Arte como base en su permanente enriquecimiento profesional. Yo estaré a su lado apoyándola en su misión.

Con inmenso cariño

Tia Nana

Carta de la Directora

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Con mucha alegría y responsabilidad he aceptado el maravilloso desafío de volver a formar parte de El Principito, Jardín infantil que me formó como profesional y más tarde como mamá marcando un hito muy importante en mi vida.

Llegué a El Principito recién egresada de la Universidad y me formé en la educación por el arte, metodología que se fundamenta en el conocimiento y respeto por el niño, permitiéndole desplegarse como un ser armónico y único.

Como Educadora y como mamá pude ver cómo a través de la plástica, el trabajo corporal, la música y el arte los niños lograban un desarrollo integral que se potenciaba al relacionarse con otros. El Principito entrega a sus alumnos un ambiente afectivo y de cuidado que permite crecer en habilidades y destrezas cognitivas, emocionales, físicas, sociales y culturales que hacen que estén en las condiciones más favorables para desarrollarse a lo largo de su vida.

Durante los años que trabajé en colegios, tuve la experiencia de acompañar a mis alumnos en etapas más avanzadas de su desarrollo, lo que me permitió comprobar la importancia de los primeros años, de las semillas de amor y de bondad que quedan cuando se recibe una educación afectiva y de calidad. Los niños comprenden los límites, logran autorregularse y desarrollan una adecuada autoestima. Por otra parte, reconocemos a la familia en su rol fundamental que permite al niño vivir la experiencia de sentirse amado, valorado y aceptado. Juntos como un todo integrado podemos entregar una educación de calidad acorde al mandato que brota de nuestro proyecto educativo que tiene como fin último el conocimiento y respeto por el niño, permitiéndole de esta forma desarrollar una forma de expresión propia y lo prepara para enfrentar confiadamente situaciones nuevas porque se reconoce único, original y valioso.

Agradezco profundamente la confianza depositada en mí, me llena de entusiasmo y alegría volver a educar en la primera infancia a quienes son el futuro.

Los saluda con cariño
Lilian Dagach